Desde este punto, a unos 425 metros de altitud, podemos observar la inmensidad del Atlántico frente a nosotros. Al norte (a nuestra derecha) el pueblo de Santo André de Teixido, situado en un pequeño valle frente al mar, con las rocosas islas Gabeiras abajo. San André, más pescador que apóstol, llega a Teixido en una barca que, según la leyenda, se hunde y luego se petrifica; es lo que hoy conocemos como penalti de Gabeira. El punto más alto que se divisa desde aquí son los impresionantes acantilados de Herbeira, los más altos de Europa continental (620 metros sobre el nivel del mar), y justo detrás de estos se divisan los acantilados carintios de Cadro y Limo. El sinuoso camino que se divisa desde este punto nos da una idea de la agreste orografía de la Serra da Capelada.

Al otro lado de la carretera que conduce a este mirador, y situada entre tres grandes molinos, se encuentra la cruz denominada Cristo dos Carrís, realizada en lo que se conoce como "piedra de Moeche" o toelo (serpentinita). En esta zona confluyen todos los antiguos caminos de Santo André de Teixido, de ahí su nombre "Dos Carrís". Su función era indicar el camino desde el lugar de Reboredo (camino interior desde Cedeira) y el inicio de la bajada de la "costa grande" antes de llegar a Santo André.
Las muelas son montones de piedras que los peregrinos a Saint André dejaban en su camino (cerca de un santuario importante, cruce de caminos, lugares sagrados...). En el camino de Santo André se han contabilizado un total de 23 muelas, aunque sólo quedan media docena de ellas, formadas por miles de piedras que los peregrinos han dejado a lo largo de los siglos.
Existe la posibilidad de que los molinos harineros encontrados en la costa hasta Santo André de Teixido sean los únicos de este tipo que se conservan en el mundo, quizás anteriores al Neolítico, cuando se supone que se dejaban piedras en la cadáveres para que sus almas no regresaran al mundo de los vivos.