Su construcción fue solicitada por los habitantes de Cedeira a la Armada Española con motivo del saqueo sufrido por la batería del Sarridal y la ermita de San Antonio del Corveiro el día dos de julio de 1747, durante la guerra con Inglaterra.
Pero ese día no solo ocurrió eso. Estos saqueos tuvieron lugar después de un conflicto aún mayor. Tres barcos de guerra ingleses venían persiguiendo un navío francés, pues también existía rivalidad entre estos dos países, con intención de hundirlo o capturarlo. En esa persecución se vieron involucrados cuarenta cargueros españoles que navegaban por estas costas procedentes de Vizcaya y que se dirigían a Ferrol transportando madera, hierro y otros materiales. Los ingleses aprovecharon esta situación tan favorable para atacar y les prendieron fuego a todos ellos.
Una vez derrotado el enemigo, un grupo de unos veinte soldados desembarcó en la playa de Sonreiras. Los cedeireses intentaron hacerles frente con los cuatro cañones de la batería del Sarridal, pero pronto quedaron sin munición y ya no hubo nada que hacer. Los ingleses, tras arrasar la batería, marcharon monte arriba hasta llegar a la mencionada ermita de San Antonio del Corveiro y llevaron de ella cuanto pudieron, incluida la propia imagen del santo.
Debido al temor que todo esto provocó entre la población, urgía construir una fortificación que protegiera la villa y la ría de futuros ataques. Tan sólo cinco meses después, la edificación estaba concluida gracias a los nueve mil reales consignados por el monarca Fernando VI, a los materiales donados por la Armada Española (nombradamente, las piezas de artillería) y, de manera muy especial, al esfuerzo y el trabajo del pueblo cedeirés.
En los años de mayor actividad, llegó a tener 15 cañones y 30 hombres a las órdenes de la comandancia. Estuvo ocupado hasta mediados del siglo XIX. Ya a finales de ese siglo comenzó su abandono por parte del Estado. No sería hasta el siglo XX, ya en la década de los 70, cuando el ayuntamiento de Cedeira se haría con la propiedad del castillo. Su restauración tuvo lugar durante la década de los 90.
En la actualidad cuenta con un centro de interpretación donde se pueden contemplar reproducciones de navíos, réplicas de trajes que los soldados vestían en aquella época o armas utilizadas en las batallas, entre otras interesantes piezas. También se reconstruyeron algunas estancias del propio castillo, lo que permite conocer como eran la cocina o el almacén de pólvora en la época en que aún estaban en funcionamiento.