Desde este punto, a unos 360 metros de altitud, podemos observar la inmensidad del Atlántico frente a nosotros.

Al norte (a nuestra derecha) se encuentra el pueblo de Santo André de Teixido, situado en un pequeño valle frente al mar, con las rocosas islas Gabeiras debajo. San Andrés, pescador antes que apóstol, llega a Teixido en una barca que, según cuenta la leyenda, se hunde y luego se petrifica; es lo que hoy conocemos como Pena Gabeira. El punto más alto que se ve desde aquí son los impresionantes acantilados de Herbeira, los más altos de Europa continental (620 metros sobre el nivel del mar), y justo detrás de estos se pueden ver los acantilados de Cadi y Limo.
En la curva de la carretera que da acceso a este mirador podemos ver uno de los amilladoiros que se conservan en la actualidad (montones de piedras que desde la antigüedad depositaban los peregrinos en su camino a Santo André). Justo desde esta curva desciende la denominada Costa Pequena, muy empinada y que discurre durante algo más de un kilómetro hasta el pueblo de Santo André. Hay que tener cuidado de no pisar ningún animal en el camino, ya que pueden ser almas de personas que no peregrinaron con vida y se ven en la obligación de cumplir con el camino a San Andrés reencarnado en otro ser.
Una vez en el pueblo, es casi obligatorio comprar los llamados 'sanandresiños', ofrendas votivas elaboradas con migas de pan cuidadosamente pintadas de vivos colores que simbolizan la llegada de Santo André a Teixido, algunas de las cuales se han perdido con el tiempo, otros fueron incorporados.